Si piensas que sólo hay un tipo de yeso para la construcción, pues no estás del todo en lo correcto. De hecho, existen dos tipos, especialmente formulados para la construcción: el yeso blanco y el yeso negro.
El yeso blanco es el que utiliza para los acabados interiores y la mampostería, y para algunas otras obras pequeñas como divisiones, en placas preformuladas como el Durlok. Es el yeso que recubre las paredes, las molduras, los paneles y los techos en la gran mayoría de las construcciones, y se debe a que su acabado es más liso, parejo, moldeable y decorativo. Puede ser perforado y modelado con gran facilidad, permitiendo estilos y decoraciones exquisitas y a bajo costo. Puede ser mezclado con otros materiales, tales como porcelana y mármol (en placas, trozos y polvos) para adquirir acabados mucho más lujosos.
El yeso negro, por su parte, es el utilizado para la construcción más estructural. Se elige para levantar o erigir tabiques y reforzar paredes, entremezclándose con otros materiales.
El yeso, además de permitir modelados y reforzar estructuras, es un aislante térmico ideal. A mayor densidad, mayor aislamiento térmico en la construcción. También el acabado, más rugoso o más liso, juega un papel fundamental en esta propiedad de aislación.
El yeso absorbe muy poco calor, por lo que permite un mayor provecho de las fuentes térmicas en el hogar. Es por eso que es el material preponderante para los acabados interiores, además de que es liso, fácil de colocar, y permite una vista única.
Su absorción acústica no es tan buena como la de los ladrillos, aunque combinado con materiales naturales y sintéticos se puede aumentar esta capacidad. Una propiedad en la que sí se destaca es la de absorber la humedad, de la estructura y del ambiente, para almacenarla y luego liberarla cuando la humedad del ambiente sea más baja de lo habitual. Esto mejora las condiciones de vida del hogar, y ayuda también a mantener en mejor estado a los demás materiales, muebles y componentes del hogar.
Finalmente, el yeso es el gran elegido para las coberturas y terminaciones interiores por su propiedad de ser ignífugo (no se enciende en llamas), siendo así más seguro para construcciones de todo tipo.