El vidrio es un material que, en la construcción, tiene diversos usos: encontramos ladrillos de vidrio y placas de vidrio (para muros), baldosas de vidrio, para pisos, y cristales o vidrios planos, para aberturas. Hay distintos tipos de vidrio que se usan en construcción y que se obtienen a través de variados procesos de fabricación, y agregando distintos materiales a la materia prima básica de todos los vidrios: arena de sílice, caliza y carbonato o sulfato de sodio.
Hay muchísimos tipos de láminas de vidrio. Cada una ha recibido un tratamiento especial que cambia su composición, para un uso específico: hay vidrios fotosensibles, que reaccionan a la luz; vidrio endotérmico, que absorbe rayos infrarrojos; vidrio templado o tensionado, de mayor resistencia a golpes, tensiones y cambios bruscos de temperatura; vidrio metálico (tiene una capa metálica en una de sus caras), usado especialmente en fachadas porque permite controlar la luz y la energía, y es muy decorativo; entre otros.
El tipo de vidrio a elegir dependerá de muchos aspectos constructivos:
El cristal de pavés o ladrillo de vidrio es usado, en general, para paredes interiores y exteriores (siempre que no se trate de muros portantes). Se trata de bloques de 20x20cm (los más usuales) de vidrio translúcido, que puede ser coloreado o no, con o sin textura. Como el interior es hueco, resulta, a la vez, aislante acústico y térmico.
Para los pisos se usan baldosas o paneles de vidrio laminado (de alta resistencia) grueso y pesado. El espesor y tamaño de las baldosas dependerá de la carga que deba soportar el piso, cálculo que debe ser realizado por un profesional (arquitecto o ingeniero).
El vidrio aporta muchas soluciones tanto para el interior como el exterior de una construcción. Incluso se usa, desde hace ya varios años, combinada con acero o hierro, en la estructura misma de grandes edificios.