Las opciones para revestir los pisos de tu obra son vastas y de lo más variadas. Entre ellas encontrarás pisos elegantes, funcionales, para alto y para bajo tránsito. Y los pisos de goma son los elegidos para zonas de buen tránsito, incluyendo usos comerciales, lugares de trabajo y habitaciones hogareñas. Son de fácil mantenimiento y con una enorme variedad en lo que respecta a acabados.
Se trata de láminas en formas cuadradas o rectangulares, es decir, en baldosones o en rollos desplegables, posibles de acomodarse a pasillos largos o a habitaciones por igual. Su grosor (nunca mayor a 4 milímetros) es estandarizado, por lo que puedes combinar ambas versiones a partir de tus gustos en lo que respecta a la estética.
Se colocan directamente sobre el contrapiso, adheridos con un producto específico y seguro para este material, aunque también pueden colocarse sobre baldosas, cerámicos o sobre cualquier piso ya existente, utilizando para ello un cemento de doble contacto, formulado específicamente.
La principal ventaja del piso de goma es su calidez y practicidad en el uso. Posee gran resistencia al tránsito y al roce, y es muy sencillo de mantener, requiriendo una limpieza apenas húmeda al día y una limpieza húmeda profunda cada 10 a 12 días, dependiendo del uso dado y de las actividades que allí se realicen.
También se trata de un piso de excelente aislación térmica, nunca se calienta demasiado ni se enfría en extremo. Posee cualidades antiestáticas, siendo ideal para zonas hospitalarias o salas con muchos artefactos electrónicos. También es posible de ser colocado en todo tipo de ambientes, independientemente de su temperatura y nivel de humedad, como en cocinas, cuartos de baño, salas, aulas escolares, tiendas comerciales, incluso en exteriores como en patios, azoteas y pórticos.
Entre las tantas opciones que encontrarás respecto del color y textura, los pisos de goma pueden distinguirse entre: