Para que una vivienda sea considerada sostenible, debemos tener en cuenta tanto su diseño y relación con el ambiente, como los materiales que se utilizan en la construcción. Pero también, el sistema constructivo tiene gran incidencia en la sostenibilidad de la construcción. Además, determina, en gran medida, el confort y ahorro de energía posteriores, cuando la vivienda esté en uso.
Todo lo que implique sistemas modulares o panelizados resulta, indudablemente, en una reducción de costos, de cantidad de deshechos (en cuanto a residuos de fabricación se refiere), y en una alta posibilidad de reciclado, cuando se termine la vida útil del edificio construido. Sin duda, cualquier sistema de construcción en seco reduce el tiempo de construcción, y el posible perjuicio en el medioambiente en que se ubica la vivienda.
Además, es mucho más sencillo reemplazar materiales tradicionales por materiales reciclados, en este tipo de construcción que en la tradicional. Y el mantenimiento de las viviendas construidas por módulos o paneles también es menor, ya que suelen ser muy durables y permiten, en muchos casos, reemplazar partes o repararlas en forma sencilla: todas las instalaciones eléctricas y sanitarias están también estandarizadas, y son de fácil acceso.
Como decíamos, en la fabricación de estos módulos prácticamente no hay desperdicio, ya que las medidas y el proceso mismo están estandarizados. Sólo necesitamos calcular cuántos módulos necesitamos, según el diseño de nuestra vivienda.
El hormigón es, generalmente, el material utilizado para la cimentación, ya sea que vayamos a construir en forma tradicional, o lo hagamos con un sistema de paneles o módulos. Lo que debemos tener en cuenta es la relación entre el hormigón y el suelo en que lo pondremos.
El hormigón, según los materiales que lo compongan, puede resultar altamente contaminante. Se ha comprobado que, cuando se utiliza mucho acero en el armado, la contaminación es alta, además de elevar el costo y el consumo energético considerablemente. Podemos utilizar mezclas más amigables con el ambiente (con cenizas, escorias, piedra, etc.), especialmente si se trata de suelos porosos, o húmedos y permeables.
En algunos países, como Chile, es habitual colocar una tela plástica entre la tierra y el hormigón, que tiene un doble propósito: evitar la humedad de cimientos, y evitar la contaminación del suelo con el hormigón.
Por último, no olvidemos que existen, actualmente, “cemento verde” y “concreto verde”, que cumplen la misma función, con los mismos resultados, pero con un costo ambiental muchísimo menor.