La inclusión de una piscina en el diseño del jardín es una inversión hacia tu relajación, tu disfrute y tu bienestar. Todos quisiéramos tener nuestra propia piscina, pero lo cierto es que no todos pueden hacerlo. Antes de tomar la decisión de construirla, presta atención a los siguientes detalles.
Primero, debes asegurarte de contar con suficiente espacio. Si tienes una piscina en mente, calcula el espacio necesario contando un perímetro no menor a 1,5 metros excedentes en cada lado, para no afectar las estructuras circundantes. Si el jardín carece de este espacio suficiente, proyecta una piscina de menores dimensiones y vuelve a realizar tu cálculo.
Luego, puede que tengas el espacio pero que la ubicación no sea la adecuada. Árboles cerca de la zona de colocación de la piscina, por ejemplo, significan sombra y suciedad constante; paredes y murallas cerca de la zona de ubicación pueden obstaculizar la iluminación solar. Si las dimensiones ya han sido calculadas, marca con sogas o con elementos el espacio de la piscina y analiza cómo es la trayectoria de la luz solar y la proyección de sombras a lo largo del día.
Estos datos te permitirán determinar la orientación ideal para la piscina. Si la manera más estética de colocarla en en orientación norte-sur, pero la trayectoria de la luz indica que su ubicación en orientación este-oeste es la más adecuada, haz nuevamente el cálculo de espacio y vuelve a repetir el análisis de luz solar, para saber si podrás aprovecharla al máximo.
Analiza también el costo de la obra, pues no sólo se trata del costo de los materiales para fabricarla, sino también del costo de la excavación, colocación de cañerías y bombas, y también de la adecuación del perímetro en torno a la misma, como baldosas, decks, y otras superficies. El valor puede aumentar considerablemente cuando tomas en cuenta estos elementos, indispensables para el disfrute de la piscina.
Una vez que las consideraciones básicas indiquen que es apto colocar la piscina (cómo y dónde), puedes dedicarte a explorar tus opciones.
Elige una superficie perimetral atérmica (es decir, que no se caliente –al menos demasiado- con el sol) y antideslizante, para seguridad. En contacto con la piscina, puedes colocar bordes elevados (llamados “lomo de ballena”) para evitar que la suciedad se deslice hacia el agua.
Recuerda que hay muchos accesorios para piscinas a elegir: escalinatas, luces, calentadores de agua, fundas, toboganes y demás. Elige los más adecuados, dentro de tu presupuesto, y disfruta de tu propia piscina cuanto puedas.