El suelo de adoquines
nunca pasa de moda, y es ideal para hacer un revestimiento en un área del
jardín. Durará años, siempre y cuando se construya
de forma correcta y las piezas queden bien firmes y compactadas.
Lo primero que tienes que hacer es delinear el área con piedras apoyadas en una estructura estable, como un muro o una pared, o colocar tablas de madera tratada asentadas en la tierra y colocadas de canto. Luego, rellena el espacio interior con arena y apisónala bien para que quede compacta.
Comienza a colocar los adoquines a partir de uno de los bordes, encajando las piezas una con otra de forma que no quede espacio entre ellas. Cada vez que coloques un bloque debes asentarlo bien en la arena, golpeándolo con un martillo de madera o maza, colocar el siguiente, golpearlo de lado para ajustarlo al anterior y hacia abajo, y así sucesivamente, teniendo en cuenta que debe quedar exactamente nivelado. Para ello, puedes colocar un hilo de lado a lado sujetado con estacas o utilizar un nivel.
Al terminar de revestir un espacio lo suficientemente grande, esparce arena sobre los adoquines ya colocados, pasa una escoba para que el material penetre en las aberturas, y coloca varias tablas en la sección finalizada para poder pararte sobre ellas mientras continúas con el trabajo.
Luego de que has colocado todos los adoquines, quita las tablas y moja la superficie con una manguera para que la arena se asiente, déjala que se seque y vuelve a esparcir más arena, y a pasar la escoba para rellenar los huecos entre cada bloque. Repite este procedimiento todas las veces que sea necesario, sin pararte sobre los adoquines recién puestos ni moverlos para que el suelo quede parejo.
Con estos pasos puedes hacer un revestimiento con adoquines de forma relativamente sencilla. Pero recuerda que este suelo no es de alto tránsito, sino un espacio decorativo donde colocar algunas macetas, crear un sendero no demasiado transitado o hacer un revestimiento bajo una glorieta en un rincón del jardín.