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Versión para imprimir del artículo Una rejilla para recoger la basura. No incluye formatos especiales ni imágenes.
Barrer para hacer la limpieza diaria conlleva su tiempo y esfuerzo, sin mencionar las tareas de recolección de polvillo posterior, utilizando a menudo una pala recolectora con bordes que dificultan la tarea.
Pero hay una solución muy gratificante que puedes integrar a tu obra: una rejilla de recolección del barrido, ideal para quienes viven en ciudades frías y ya no quieran salir al contenedor externo a vaciar sus palitas.
A la hora de planificar la obra, determina el punto de recolección del barrido hacia un lateral que dirija al exterior, a la zona del jardín. Como si se tratara de un tendido cloacal, coloca un tubo de PVC que conduzca, en ángulo, una boca en el interior del hogar con una zona de recolección externa.
El extremo de salida del tubo conducirá directamente hacia un contenedor bajo, preferentemente metálico y diseñado de acuerdo a tus necesidades. La manera más sencilla de lograr la practicidad con este elemento es crear una caja contenedora a la que desemboque el tubo, con un cajón en forma de pala que pueda ser retirado para su vaciado en el tambor de residuos externo.
En la boca del interior del hogar se colocará una rejilla de ventilación abierta, plana, similar a las de uso cloacal o del desagüe. Esto permitirá barrer la suciedad hacia este punto, depositándola allí sin tener que agacharse o reunir dificultosamente la suciedad en la pala.
Aunque el tubo de PVC conduce hacia un cajón cerrado, es natural que te preocupes por la ventilación que procurará esta abertura de recolección, pues es un caño de grandes dimensiones que quedará abierto. Una buena manera de solucionarlo sería la de colocar una alfombrilla o detalle decorativo sobre la rejilla, incluso puedes poner allí el cesto de residuos para cubrir la ventilación y, al mismo tiempo, facilitar la limpieza de este elemento.
Si prefieres dar una solución más estética, planifica la colocación de la rejilla a bajonjivel, unos 5 a 7 milímetros (o más) del suelo, para poner encima una tapa de madera o del material que prefieras, cortada a la medida. De este modo la rejilla quedará oculta, siendo descubierta sólo ante la necesidad de uso.
