La iluminación es uno de los elementos principales a tener en cuenta en cualquier proyecto de construcción. Focalizada, general, de acentuación o para permitir diferentes actividades, los bombillos juegan un rol imprescindible en el éxito de una obra funcional y económicamente eficiente.
Una de las más elegidas para iluminaciones puntuales y fuertes, las lamparillas y tubos incandescentes están siendo reemplazadas por los sistemas de bajo consumo. Entre las opciones puedes encontrar las incandescentes comunes, que emiten luz cálida, de tonos amarillentos o rojizos, y son las elegidas para iluminación general y zonas comunes.
Su eficiencia es baja en relación a otros sistemas, pero es adecuada para el uso familiar diario. Las incandescentes reflectoras, en cambio, poseen mayor intensidad lumínica, siendo mejores para iluminaciones puntuales y acentuaciones.
Las halógenas dicroicas emiten una luz intensa y brillante, capaz de destacar puntos dirigidos de modo excepcional. Suelen alterar la percepción de colores, por lo que no se las recomienda para la cocina o las salas de trabajo. Requieren de una instalación más sofisticada y su alto consumo las hace adecuadas para zonas puntuales o laterales de acentuación.
Las halógenas “bipin” son casi el mismo sistema, aunque sin casquete, sino simplemente la lamparilla. Son ideales para dar puntos de luz que conformen zonas de atención, o para colocar alrededor de espejos, sobre cuadros o a los lados de los peldaños de una escalera, en versiones de baja intensidad.
Las de cuarzo, o “halógenas lineales”, son de alta potencia y permiten la regulación de su intensidad. Son ideales para zonas comunes, pues brindan iluminación general de buena intensidad, o bien luz tenue y adecuada mediante el regulador. Una precaución a saber: emiten alto calor, pudiendo oscurecer y manchar diversas superficies.
Emiten una luz blanca, brillante, intensa y uniforme, y son las elegidas para una iluminación económica general en ambientes grandes y funcionales, como la cocina o las salas de estudio y trabajo. Dependiendo el sistema pueden ser algo ruidosas, por lo que no se recomiendan para las habitaciones.
Las fluorescentes compactas, también conocidas como “de bajo consumo”, son las más apropiadas por su versatilidad y economía. Las hay en las más variadas dimensiones, intensidades y hasta colores, y son una respuesta inteligente a la hora de cuidar el entorno.
También puedes optar por las halogenadas de mercurio o halogenadas de descarga, brillantes y de alta potencia, capaces de destacar y resaltar formas y colores. Son ideales para puntos de atracción, cuadros o vitrinas, en especial las comerciales.
Finalmente, las lámparas “par” son halógenas reflectoras, de alta tensión y potencia, aunque permiten la regulación de intensidad. Por su versatilidad, son especiales para cuartos de baño, vestidores y recibidores.