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Versión para imprimir del artículo Cómo lijar paredes. No incluye formatos especiales ni imágenes.
Todo proyecto de construcción, ampliación o remodelación tiene una fase que es virtualmente imposible de evitar: el lijado de las superficies. Ya sea antes de aplicar el sellador o la pintura original, o antes de renovar el barniz de las superficies a recuperar, el lijado es un paso necesario para alisar todo tipo de materiales y prepararlos para darles la terminación, el revestimiento o el acabado deseado, luego de tu ardua labor.
Antes siquiera de enrollar tus mangas y trabajar, planifica muy bien lo que vayas a hacer. Para las superficies delicadas, labradas o específicas, el lijado deberá ser manual, o utilizando herramientas manuales pequeñas. Para superficies grandes, lo mejor es utilizar lijadoras eléctricas (orbitales o de mini banda); si no las posees puedes rentarlas y, para optimizar tu tiempo, antes debes decidir qué necesitas lijar y preparar el trabajo a realizar.
Si son superficies, límpialas y libera el área de trabajo antes de empezar a trabajar. Si son elementos, quítalos de su sitio y llévalos a una mesa de trabajo, en un sitio seguro, bien iluminado y ventilado. Analiza qué necesitas lograr con el lijado, para saber específicamente qué materiales y elementos requerirás para la labor: papeles y bandas de lija de distintos grosores, adecuados para el material, herramientas, y tacos de lijado.
Asegúrate de trabajar con vestimenta adecuada, guantes de protección flexible y que no resbalen, y gafas y barbijo de seguridad, para cuidarte de esquirlas y de polvillos. No lijes sin estos elementos: son para tu seguridad y protección.
Analiza también qué material necesitas quitar. Si se trata de un lijado simple sobre superficies lavadas y vírgenes, bastará con un lijado suave con papel del gramaje adecuado para cada material. Recuerda utilizar tacos de lijado (o tacos de madera envueltos en papel de lija) para no producir depresiones en las superficies, y también para permitir el lijado de ángulos y otros. En caso de labrados y zonas pequeñas, un truco muy simple es ataviar un pequeño trocito de papel de lija en el cabezal de un viejo cepillo de dientes eléctrico.
El lijado común, a mano o con lijadora eléctrica, es adecuado para retirar pintura acrílica, esmalte sintético, laca, barnices y otros similares, en capas simples, y hasta permite crear efectos especiales de decapado y desgastado, fácilmente.
Las lacas de dos o más capas, plastificados y la goma laca necesitan, antes del lijado, retirarse con solventes adecuados para el material y la superficies, en general de base de alcohol, aunque esto dependerá del trabajo a realizar. Aplícalo siguiendo las recomendaciones del fabricante, respetando también los tiempos de acción, y luego raspa con llanas o espátulas, terminando con el lijado. Así evitaras malgastar lijas y podrás tener una superficie lisa, sin desperfectos, y sin trabajar con tanto esfuerzo como sólo usando la lija.
Los acrílicos poliuretánicos, barnices industriales y el esmalte sintético con aditivos necesitarán del uso de decapantes químicos. Se los aplica igual que a los solventes, observando las recomendaciones del fabricante de cada producto, según el material y la superficie. Se los quita con espátula plana, suavemente, se airea, y luego se puede realizar el lijado de manera eficiente y mucho más simple, sin marcar la superficie.
Son estos consejos fáciles podrás lograr el lijado perfecto, con mayor economía en tu esfuerzo físico y optimizando el tiempo de la tarea aprovechando los productos a tu alcance en el mercado.
