Los vidrios lacados, también conocidos como vidrios esmaltados, son placas de cristal recubierto con laca en una de sus caras. Su aspecto, en su lado frontal, es brillante, llamativo y decorativo, sumando elegancia y modernidad al mismo tiempo.
Hay diversos estilos y profundidades, dadas por el grosor del cristal de base, que permite una división de ambientes completamente decorativa, segura (en todos los casos se complementa con una capa de propileno en el dorso, para evitar que estalle y se desprenda), y posible de adaptarse a la medida, para lograr desde grandes divisiones completas, hasta pequeños detalles que corten la prolongación de una estancia.
En su contracara suelen ser opacos, tal vez menos vistosos que la cara de frente.
Esta es la parte que se ubica en los muros para revestir paredes de un modo
exquisito, fácil de limpiar, y totalmente personalizable en estilo, color y
dimensión. En el caso de buscar divisiones de ambientes de doble cara,
se puede optar por tratar la contracara de vidrio lacado con una aplicación de
laca incolora, que eleva el brillo y le da aún más encanto.
En algunos casos se puede instalar una división de vidrio lacado doble, es decir, dos placas cuyas contracaras se unen, para hacer una división más estética y resistente. Esta solución permite adaptar el diseño y olor a los más apropiados para las distintas estancias.
El vidrio lacado tiene un cierto grado de translucidez. La luz, en sí, no pasaría, pero sí se esparce la del ambiente y tiene algo de claridad, en relación a otros materiales de construcción. En especial cuando el color de base fuera blanco o claro. Eso sí: en el caso de instalar los vidrios lacados dobles, la eficiencia de la luz se verá disminuida.
Aunque aquí lo referimos como una nueva alternativa para dividir ambientes, el vidrio lacado tiene su mejor uso a modo de revestimiento de cualquier pared. Pero también, gracias a las adaptaciones que facilitan los productores, es un material genial para individualizar puntos estéticos decorativos, para lograr mamparas que de intimidad a distintos espacios, para crear puertas deslizables elegantes y modernas, o también para revestir superficies de apoyo y hasta crear estantes originales y coloridos.
Los vidrios lacados tienen una excelente resistencia a los cambios de temperatura, a la humedad, son de muy fácil mantenimiento y rechazan la acumulación de suciedad y vapores, repeliendo así hongos, mohos y otros. Por eso, son un material genial para dividir ambientes y revestir superficies en la cocina, el cuarto de baños, el lavadero, la sala y virtualmente cualquier espacio de tu vivienda.
Ya que su base es un cristal, puede ser recortado, biselado, perforado y tratado de modos diferentes para adaptarse a la perfección a los diversos sistemas de sujeción, fijación, y a los puntos presentes en la obra, como tapas eléctricas, llaves de luz, rejillas de ventilación y más.
¿Ya decidiste dónde vas a aprovechar estos geniales vidrios lacados en tu proyecto?