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Versión para imprimir del artículo Usos e instalación de paneles solares. No incluye formatos especiales ni imágenes.
En esta época en que los combustibles escasean y son caros, y el cuidado del medio ambiente se ha convertido en prioridad, pensar en energías alternativas en el momento de construir resulta no un costo, sino una inversión. Una de las opciones es la energía solar.
Hay dos tipos de energía solar: la energía solar térmica, que se usa en forma directa aprovechando el calor del sol (como es el caso de los hornos solares); o la energía solar fotovoltaica, que es la que usa paneles, colectores y baterías solares. Estos funcionan captando y acumulando la radiación solar y transformándola en calor y en energía utilizable. Esta energía se usa de la misma manera que la energía eléctrica o el gas, ya sea para calentar o para enfriar.
Con el calor recogido en los colectores solares (sistema de aprovechamiento térmico) se puede calefaccionar ambientes y piscinas y tener agua caliente en baños y cocinas. Con la instalación de módulos fotovoltaicos, además, podemos transformar ese calor acumulado en energía, para dar luz en la casa, hacer funcionar motores, bombas y todo tipo de equipos eléctricos, incluyendo de refrigeración (como acondicionadores de aire). La energía acumulada en los colectores permite que sigamos teniendo energía solar aún en días nublados o de noche.
Entre otros usos, podemos usar la energía solar para hacer funcionar purificadores de agua, por lo que también estaríamos ahorrando agua dulce, mediante el reciclado del agua usada.
Las células solares no son baratas, pero el ahorro de energía que obtenemos justifica plenamente su costo. Por el momento, la energía solar aplicada en forma doméstica es limitada, ya que los grandes colectores solares requieren de un gran espacio y una enorme inversión, por lo que se sigue necesitando el apoyo de las energías tradicionales, especialmente para el invierno. No obstante esto, nuestras facturas de electricidad y gas se verán notablemente reducidas.
Hasta una casa ya construida se puede adaptar para usar energía solar, pero el costo es mayor que en una construcción nueva, debido a que hay que realizar reformas.
En casas nuevas, no siempre es el techo el mejor lugar para ubicar los paneles solares: se pueden instalar en otra parte del terreno, y hacer las conexiones necesarias para llegar hasta la casa. Esto permite aumentar la cantidad de paneles, creando pequeñas “granjas solares”.
