Los materiales de construcción son, de alguna manera, similares a los ingredientes que utilizas en tus comidas. Cada elemento ha de contar con sus características generales y también particulares, que permitirán elaborar las “recetas” que den como resultado estructuras y construcciones más adecuadas para cada zona, en consideración del clima, de los movimientos telúricos y sísmicos, de las características del terreno y de otras tantas consideraciones.
Pero no hay tan sólo una o dos características para los materiales de construcción. Hay muchos factores a considerar, que harán al éxito o al fracaso en la elección de un material en particular.
Cuando hables con el ingeniero, el arquitecto o el constructor, puede que mencione palabras y términos sobre ellos, y como no todos conocemos estos términos, a qué se refieren o qué designan, veremos a continuación algunas definiciones para estar siempre al tanto de un proyecto.
Hay muchos factores y propiedades a considerar, para todos o para ciertos materiales de construcción. No debes dejarte engañar con las terminologías: aunque hablar de flexibilidad pueda parecer adecuado para elementos blandos y fibras naturales, por ejemplo, lo cierto es que hasta el concreto y el hormigón armado poseen un cierto índice de flexibilidad.
A continuación, algunos de los términos más comunes utilizados en la descripción de los materiales de construcción:
Densidad: Se refiere a la relación entre masa y volumen. La densidad, en conjunto con la consistencia, permiten la adecuación de las preparaciones en función el elemento a crear.
Coeficiente de dilatación: Todo material y estructura posee una cierta dilatación, ya sea por presión, por temperatura o por otros factores menos habituales. El coeficiente de dilatación se define, a nivel técnico, como la variación del tamaño en función a la temperatura, mayormente. Permite saber el espacio libre que debemos dejar en torno a las estructuras para evitar su compresión (por ejemplo, las juntas de dilatación de las calles y avenidas se realizan en consideración al coeficiente de dilatación del material).
Higroscopicidad: Es la capacidad del material para absorber agua. Se la considera en la preparación de los compuestos, y define en gran medida la impermeabilidad o adaptación de la pieza a construir.
Conductividad térmica: Es la capacidad y facilidad con la que el material permite el paso de calor en su superficie. Determinará si la pieza es o no resistente al calor, o adecuada para su uso en interiores y exteriores.
Resistencia mecánica: Es la capacidad del material para hacer frente a los esfuerzos, como peso y presión.
Elasticidad: Es la capacidad del material (por ende, de la pieza) de retornar a su posición original luego de recibir un esfuerzo (peso, presión, etc).
Plasticidad: Es la deformación permanente del material al recibir una carga, un peso o un esfuerzo.
Rigidez: Es la capacidad del material (ergo, de la pieza) de soportar cargas y deformaciones.