En lo que respecta a los revestimientos para pisos, el pavimento multicapa es una de las opciones más resistentes. Sus métodos de aplicación y sus materiales de composición lo hacen duradero a la vez que elegante, con amplias posibilidades en lo que trata de su estética.
El pavimento multicapa es, como vimos, un revestimiento para pisos de gran durabilidad y versatilidad, que ofrece una alternativa mucho más económica y más estética que los pavimentos convencionales. Es el elegido para suelos tanto exteriores como interiores, y presenta gran adaptación en suelos abrasivos, con desgaste y alto tránsito.
Por su composición, es un material sumamente antideslizante y es también impermeable, además de ser muy fácil de limpiar y mantener, siendo así adecuado para zonas residenciales o laborales, y también es un revestimiento bien higiénico, apto de colocarse en habitaciones como cocinas, baños o salas.
Este pavimento se prepara en la obra y se coloca directamente sobre el soporte, mediante diversas capas unidas con resinas epoxi y áridos de diversas granulometrías. Se finaliza la aplicación con una capa superficial de sellado para un acabado estético y llamativo.
En la obra se lo utiliza para interiores y para exteriores, bajo techo y a la intemperie. En construcciones comerciales es el gran elegido para suelos de talleres mecánicos, shoppings, museos, parking e incluso para diversas zonas de hospitales y centros asistenciales, por su facilidad de higiene y mantenimiento.
Lo primero es preparar la capa de soporte, adecuando la superficie y dejándola limpia y libre de grasas o polvillos. Mediante técnicas abrasivas se abren los poros de la capa de base, para asegurar una perfecta adherencia del pavimento multicapa.
Sobre la capa de soporte se coloca una primera capa de imprimación con resina epoxi (mezclada con paridos, a menudo) que sella y adhiere el pavimento a la base. Se trata de una imprimación epoxídica de baja viscosidad y diversas texturas y poderes humectantes, a partir de los designios del terreno y la base.
Sobre ella se colocará una capa de fondo, que hace las veces de ligante y que permite la adhesión del mortero final. Sobre esta se colocará una capa de saturación con áridos silíceos de manera homogénea y en la textura y granulometría que la obra así lo indique, finalizando con una capa de sellador en el color deseado.