Las estadísticas indican que, en los países desarrollados, el consumo diario de agua puede alcanzar los 300 litros por persona. Las mismas estadísticas dicen que la mitad de esa cantidad es agua que cada uno de nosotros desperdicia.
Muchas empresas ya han puesto manos a la obra y fabrican sistemas de reciclado de aguas grises (las de duchas y lavabos), de aguas residuales (las que usamos en la cocina y el baño), y aguas pluviales (agua de lluvia).
Para reciclar aguas grises se instalan unos equipos que filtran la que reciben por un sistema biomecánico, esto es, sin usar productos químicos. Las aguas grises llegan a una cámara, y luego pasan a otras dos cámaras con filtrados sucesivos. El agua reciclada pasa a una cisterna y se puede usar para lavar la ropa, para el baño, para riego o para limpieza de la casa.
Con este sistema de reciclado, se ahorran alrededor de 90.000 litros de agua por año y por familia.
Para usarlo, es necesario tener una red de distribución del agua reciclada, independiente de la red de agua potable de la casa. Por eso, se instala especialmente en obra nueva. Además, hay que prever el espacio para la instalación del equipo de almacenamiento y filtrado, que varía de tamaño según las necesidades: el equipo mínimo, de 3 cámaras, tiene el tamaño de un armario mediano. Pueden agregarse módulos si aumenta la demanda de agua reciclada. El equipo básico puede filtrar unos 3000 litros diarios de agua.
Para las aguas residuales no hace falta construir una cámara séptica especial, sino que se añade a la ya existente una depuradora biológica, que en 8 horas devuelve el agua limpia en un 99%. El agua obtenida no es potable, obviamente, pero se puede utilizar para riego, por ejemplo.
La recuperación de agua de lluvia no es una idea nueva, sólo que lo que se hace en la actualidad es usar un sistema de almacenamiento y depuración del agua de lluvia recogida. Se puede instalar un sistema completo, o adaptar las instalaciones existentes agregando un depurador a la cisterna de almacenamiento. El agua depurada se puede utilizar para regar, lavar el coche, para el baño o la lavadora de ropa.
También podemos contribuir a la reducción del uso de agua potable instalando duchas, grifos y cisternas que controlan y reducen el flujo de agua.