En pocos países es obligatoria la instalación hogareña de sistemas y centrales contra incendios. Sin embargo, muchos de los accidentes domésticos provienen de incendios o principios de incendios provocados por negligencia o simple accidente: electrodomésticos en corto, velas que se caen o entran en contacto con cortinas… ni hablar de los accidentes en cocinas. Por eso, no está de más prever la instalación de un sistema de protección contra incendios.
Los sistemas contra incendios funcionan en dos etapas: la detección y la extinción.
La detección se realiza mediante sensores instalados en todos los ambientes de la casa. Una central contra incendios básica permite hasta 20 sensores. Éstos funcionan sobre un sistema de cableado independiente de la red eléctrica y detectan humo, aumentos de temperatura por encima de lo normal y llamas. En los hogares también se suelen instalar detectores de gas, para posibles fugas, y de monóxido de carbono.
Cuando la señal del detector llega a la central, ésta indicará en forma visual y auditiva que hay un incendio. La señal dependerá del tipo de instalación: pueden encenderse luces instaladas para tal propósito, sonar una alarma, sirena, etc.
Los detectores también son de distinto tipo: convencionales, por barreras lineales (por haz infrarrojo), por rayo láser, por aspiración, etc. Para la elección del detector más adecuado, conviene consultar a un especialista o en el mismo comercio donde se adquiera la central.
Podemos optar sólo por la detección y alarma del incendio, en cuyo caso necesitaremos que nuestra central esté conectada al departamento de policía o de bomberos, o a alguna empresa de seguridad; o podemos completar la instalación con un sistema de extinción de incendios.
Para ello, habrá que instalar rociadores que funcionan por dispersión de agua, según distintos modelos. En todos los casos, se requiere que haya cañerías dedicadas. Pueden estar siempre llenas de agua y dispararse cuando la central de incendios lo indica, o pueden llenarse en el momento en que deban funcionar. Este sistema es el más aconsejable porque el agua no se estanca en las cañerías, lo que podría llevar a la reproducción de bacterias y gérmenes.
En la mayoría de los sistemas, sólo se ponen en funcionamiento los rociadores de la zona donde se produce el principio de incendio, y no en toda la casa. El mejor sistema es el que funciona con una válvula que cierra automáticamente el rociador cuando el fuego se apaga.
Hay muchos sistemas de protección contra incendios y modelos diferentes. Lo mejor es consultar por el ideal para el tamaño y hábitos de la casa donde se instalará.