Dentro de la construcción ecológica, las casas prefabricadas tienen un lugar de privilegio. Muchas personas, por mala información, pueden asociar lo prefabricado con baja calidad o mal diseño, pero nada más lejos de la verdad.
Una casa prefabricada no es más que una casa construida en base a un sistema modular, con panales o módulos completos que se unen unos a otros, y permiten realizar cualquier diseño, incluso de varios pisos.
El hecho de que la casa sólo se monte en el terreno definitivo, y se apliquen las terminaciones, reduce el impacto ambiental de la típica obra en construcción, a la vez que acelera los tiempos de construcción. También resulta en un ahorro real de materiales, ya que no hay desperdicio y, además, el montaje es una obra seca (salvo la plataforma o los pilares, o lo que sea la superficie elegida, sobre la que se montará la casa).
Como estos paneles ya llegan al sitio de montaje terminados, nos aseguramos de que cumplen con las condiciones óptimas en cuanto a aislación térmica, por ejemplo, y la calidad de los materiales: no olvidemos que, al ser un proceso industrial, está sometido a los mismos controles de calidad que cualquier otro producto. Esto es más difícil de controlar en obra, en la que el arquitecto o director de obra no está siempre presente.
Como ventaja adicional, la mayoría de los materiales que se utilizan son reciclables o reutilizables. De hecho, el siguiente paso en la construcción modular es la posibilidad de desmontar la casa, y re-armarla en otra locación, o cambiar alguno de los materiales utilizados por otros.
Las casas modulares actuales permiten todo tipo de terminaciones, tanto en interiores como en el exterior, por lo que resulta muy difícil diferenciar, a simple vista, una casa modular de una construida con técnicas tradicionales.
Con respecto a si la construcción modular o por paneles es ecológica o no, no podemos hacer una clasificación general. En realidad, esto depende, en gran parte, de los materiales que se utilicen. Que un producto sea inerte, o no tóxico, no lo transforma automáticamente en ecológico. Además, no olvidemos que se requiere de un proceso industrial que consume grandes cantidades de energía. Si a esto le agregamos el transporte de los módulos o paneles hasta el sitio de ensamblaje (con las consiguientes emanaciones de CO2 y consumo de combustible), y el hecho de que no sabemos cuál es el manejo de deshechos que se hace en la fábrica, es difícil asegurar que este tipo de construcción sea ecológica.
Por otro lado, sí es cierro, como mencionábamos anteriormente que, una vez montadas, estas casas son más eficientes energéticamente que las construidas en forma tradicional. Incluye mucha madera, corcho, cerámica o barro, y fibras de cáñamo que son materiales renovables. Por su mismo sistema constructivo, resulta sencillo añadir, en el momento del ensamblaje, sistemas de reciclado de agua o de energías alternativas.
Otra desventaja de las viviendas construidas de forma clásica, y por el que no pueden considerarse “sustentables”, es el alto costo que tienen, en algunos casos, según los materiales utilizados. Las viviendas sustentables tienen como característica ser más económicas y accesibles para todos, y el poder ser construidas por cualquier persona, aún sin conocimientos específicos.
No obstante, sigue siendo una alternativa aceptable, frente a la opción de la casa de ladrillos y cemento.