Los materiales cerámicos usados para la construcción son de distintos tipos, pero todos tienen un origen común: la arcilla. De los componentes agregados a la arcilla y el proceso a la que se someta a estos materiales, dependerá el producto final que se obtiene.
La diferencia básica entre los distintos tipos de cerámicos reside en su aspecto (acabado final) y su resistencia, los cuales, a la vez, determinan el uso que se dará a cada uno. Por sus características, los distintos tipos de cerámica industrial se pueden usar tanto para pavimentos (interiores y exteriores) como para cubiertas y revestimientos.
Podemos clasificar los materiales cerámicos en cuatro tipos básicos: porosos (como los ladrillos, las tejas, etc); semicompactos (no absorben la humedad, como los azulejos vidriados); compactos (totalmente impermeables, como la loza, la porcelana, el gres, etc); y tenaces (como el ladrillo refractario, que se caracteriza por soportar altas temperaturas y se usa para interiores de hogares, parrillas, etc. ).
En lo que se refiere a revestimientos cerámicos, estos pueden usarse en cualquier ambiente de la casa, en paredes y pisos. Dependiendo del tipo de terminación que nos guste o necesitemos, del aspecto que queramos dar al ambiente, y del tránsito que se espere, será el tipo de material que elegiremos.
Los azulejos son el revestimiento cerámico más conocido. Tienen un acabado vitrificado que los hace resistentes al agua y son muy fáciles de limpiar. El antiguo azulejo de vidrio, de colores clásicos, ha sido reemplazado por modernos azulejos cerámicos con una inmensa variedad de colores y posibilidad de combinaciones. Su uso habitual es en paredes de baños y cocinas.
La cerámica rústica viene en baldosones o baldosas de distintas formas, y se caracteriza por un acabado natural, que a la vista y el tacto semeja terracota. Aunque, por lo general, se le realiza un tratamiento impermeabilizante, es poco resistente a manchas y el desgaste; pero, como contrapartida, brinda un aspecto natural y fresco al ambiente. Se usa, principalmente, para pisos interiores.
El gres esmaltado o porcelánico es el más resistente de los revestimientos cerámicos comunes (excepto el porcelanato). Puede usarse para exterior o interior, para pisos o paredes, y viene en distintos colores y acabados (mate, semi-mate).
El porcelanato es un tipo de gres porcelánico con un tratamiento especial que le otorga 0% de absorción de agua, resistencia a los cambios de temperatura bruscos y gran durabilidad. Por su proceso de fabricación, se le puede dar textura.
Por último tenemos el gresite, más conocido como “venecitas”. Son pequeñas baldosas de vidrio cocido a alta temperatura (no cerámicas) que se usan, en general, para baños y piscinas. Para facilitar su aplicación, vienen en forma de planchas, que se fijan a la pared o el piso como cualquier otro revestimiento. Para decoración las encontramos también en planchas autoadhesivas.