En torno a las piscinas sumergidas (colocadas en excavación), el terreno debe ser plano, levemente por debajo del lomo o reborde de la piscina. Con el terreno nivelado y preparado, tendremos el éxito asegurado en la colocación de diversos revestimientos y pavimentos perimetrales.
El revestimiento o piso perimetral debe cumplir con ciertas características, como ser resistente a la humedad, permitir la ventilación y respiración del suelo (ser permeable al vapor de agua), debe ser antideslizante y atérmico, sin sufrir quebraduras por el frío y el hielo y sin absorber calor, permitiendo el tránsito descalzo.
También debe resistir a los abrasivos y agentes químicos presentes en el agua de la piscina. En lo posible, debe resistir las manchas, ser de fácil mantenimiento y limpieza, y tener una zona elevada en torno a la piscina para evitar arrastrar suciedad hacia el agua (se denomina “lomo de ballena”).
Las baldosas y losas atérmicas son las más elegidas, pues cumplen con todas las características mencionadas. Las hay en diversos colores, tamaños y estilos de acabado. Son placas de piedra artificial, fabricados con una mezcla pareja de cemento, marmolina, hormigón y minerales, presentando gran versatilidad de acabados y una resistencia inigualable.
Los decks de madera son más vistosos, aunque requieren de mayor mantenimiento. Son impermeables y antideslizantes, y tienen una estética más cálida. Su instalación debe ser impecable, al igual que el tratamiento previo de la madera, pues podría arquearse, derrumbarse o quebrarse en una colocación ineficiente.
La piedra natural es más rígida y posee un diseño y estética especiales. Los puedes hallar en diversos colores, texturas y tamaños, combinables entre sí y fáciles de colocar. Las mejores para su colocación en piscinas y exteriores son las cuarcitas, las calizas y las areniscas.
Finalmente, los perímetros de arena y gravilla cumplen con las características de impermeabilidad, ventilación y capacidad atérmica, aunque requieren de mantenimientos contra insectos y suciedad, son más difíciles de mantener, y han de ser colocados en encofrados que impidan su arrastre hacia el agua de baño.