Además de reducir los tiempos de colocación, las piscinas prefabricadas son una opción mucho más económica que las construidas en obra. Son de fácil mantenimiento y ofrecen gran variedad de estilos y estéticas. Admiten diferentes tipos de bordes perimetrales, y pueden ser colocadas sobre nivel del piso o sumergidas (instaladas en excavación).
Otra gran ventaja de las piscinas prefabricadas es que pueden ser desmontadas o retiradas del terreno, para ser reemplazadas, reparadas o bien rellenada la excavación, eliminando la piscina sin restos de material que podrían, más adelante, alterar la capacidad de cultivo del suelo.
Las piscinas prefabricadas se elaboran mayormente con poliéster cubierto con pinturas especiales o con gel coats, que aseguran una gran impermeabilidad y flexibilidad en cuanto a las fuerzas del terreno. También podrás encontrarlas elaboradas en fibra de vidrio y láminas de PVC, que son resistentes y también flexibles.
Las piscinas prefabricadas pueden colocarse enterradas, semienterradas o elevadas. Las elevadas no requieren de obra alguna, sino que se montan en el lugar elegido y pueden trasladarse en cualquier momento. Son la opción más económica y veloz, y pueden ser colocadas por ti mismo si lo deseas y sigues las instrucciones, economizando también en ello.
Las piscinas semienterradas son algo más costosas, pues requieren de un perímetro adecuado para su instalación y necesitan una excavación para su montaje. También las enterradas requieren de excavación, aunque sencilla y a la medida. Pueden ser adosadas con filtros y bombas, aunque su material acepta bien las bombas portables, facilitando así su mantenimiento y evitando la colocación de cañerías que podrían provocar filtraciones.
El proceso de instalación es simple: primero se demarca el terreno para prepararlo, nivelarlo y asentarlo, o bien excavarlo para los tipos sumergidos. Esta excavación debe contar con una capa de nivelación o una solera de hormigón, que asegura que el agua de la piscina, al expandirla, no la deforme.
Luego de preparar y nivelar el terreno, simplemente se deposita la piscina en el sitio con la ayuda de una grúa. Posicionándose a mano durante el descenso, se asegura un buen encastre de la piscina. Finalmente, se rellena el perímetro con tierra, gravilla o arena. Se hace un llenado de unos 30cm de agua para comprobar la nivelación, y luego se remata con presión, o bien colocando el borde perimetral elegido.