A la hora de diseñar un cuarto de baño con carácter y belleza, no puedes dejar de lado una bañera. Las tinas son ideales para imprimir personalidad hasta al cuarto de baño más simple, de manera fácil y práctica y con toda funcionalidad. Además, en el mercado encontrarás una enorme variedad de opciones en lo que respecta a las bañeras, aunque las tendencias actuales priman a una como la promesa de durabilidad y estética: las bañeras de acero vitrificado.
Además de una estética incomparable, un brillo sensacional y ese carácter añoso y moderno a la vez que sólo las bañeras pueden aportar, las de acero vitrificado son excepcionalmente duraderas y resistentes. A pesar de su delgado espesor (de no más de 3,5 a 4 milímetros de grosor), la fusión del alma de acero con la elegancia y resistencia del proceso de vitrificación arroja como resultado una pieza fácil de mantener, antideslizante, de grandes capacidades térmicas y con enorme resistencia al roce y al desgaste.
La capa de cobertura no es un cristal fundido sin más, sino que se trata de un esmalte vitrificado que resume los beneficios de ambas técnicas. Ello facilita la limpieza y aporta a las piezas una gran capacidad de resistencia a los males habituales de los sitios cálidos y húmedos, como el desarrollo de moho u hongos, las manchas de productos de cosmética y otros tantos problemas que las bañeras deben resistir con el paso de los años. De hecho, esta técnica de fundido de esmaltes y propiedades vítreas es tal, que las compañías fabricantes las entregan con una garantía total de satisfacción de 20, 30 y hasta 50 años.
El acero vitrificado también soporta un amplio rango de temperaturas, desde los -50°C hasta los 450°C sin dificultad alguna ni afearse por esta exposición. Su acabado vítreo le permite mantener sus colores homogéneos y brillantes, mientras protege al alma de acero de la corrosión y la incidencia de óxidos, solventes, choques térmicos y eléctricos, entre otras amenazas.