Ya sea en una obra existente o en una en planificación, las columnas del porche de entrada pueden presentar un desafío a la estética de la obra. De gran importancia y utilidad, las columnas simples pueden dejar lugar suficiente para la creatividad, implementando pequeños cambios y revestimientos para darles un aspecto ejemplar que se integre al resto de la obra.
Esta solución estética puede aplicarse en una obra en ejecución con simples columnas de madera, o también en encofrados de hierro rellenos de material cementicio. Una vez colocadas y fijas las columnas, con su adecuado reposo y fraguado, retira las piezas extra y recubre con una primera capa de revoque grueso o material, para darle fortaleza y para dejarlas con una forma y tamaño adecuadas a tus preferencias. Luego, comienza la decoración de las piezas desde abajo, facilitando la tarea.
Para la parte inferior de la columna, hasta unos 60 o 70 centímetros desde el nivel del piso, coloca un encofrado de mayor ancho y en forma casi piramidal ancha. Es decir, si tu columna tiene 15 centímetros de ancho en total, calcula el encofrado con una base de 40 centímetros de ancho, y una parte superior de unos 30 centímetros de ancho (aunque, si lo prefieres, puede ser un cofre recto o también circular).
Colocado el cofre, rellena con material liviano y deja asentar, permitiendo su fraguado o secado. Cuando el material lo disponga, retira el encofrado y continúa la labor. Coloca cortes de piedra laja, piedras de río o la que prefieras, adhiriéndola con mortero de cemento a la base ya seca. Recubre los lados de la base, y luego el escalón superior.
Con un poco de revoque fino de cemento, cal y agua podrás dar un acabado sensacional a la parte superior de las pilastras. Simplemente, coloca sobre el revoque grueso y ve modelando con cuchara, con la llana, incluso con las manos, dejando adherir y asentar a tu gusto. Ya que el revoque fino admite de buen grado pinturas, podrás hacer juegos de texturas, luces y sombras, de acuerdo con las piedras que hayas colocado en la base de las columnas.
Sin demasiado trabajo ni grandes gastos, el pórtico de entrada tomará un aspecto sensacional, elevando la estética de la obra de manera inigualable.