Toda vivienda bien diseñada cuenta con tres sistemas de iluminación, presentadas en sus tantas opciones e intensidades. Estos son la luz natural, la artificial, y la de emergencia. Veamos algunos detalles de estos sistemas, para integrarlos al plano de tu hogar.
La luz natural es la de mejor intensidad, aporta calor en invierno y es gratuita. Para aprovecharla, puedes valerte de grandes ventanales, paneles de cristal en puertas, aberturas fijas, claraboyas y tragaluces, y mediante el revestimiento y decoración de la vivienda en colores claros.
Es por demás importante aprovechar la luz natural, pues resulta beneficial para la propia existencia humana. Asegúrate de incluir en el diseño aberturas (ventanas, puertas) e ingresos de luz natural adecuados en todas las habitaciones, en especial en las orientadas hacia el este y el norte (también al noroeste y al noreste).
Siempre que no sea posible aprovechar la luz natural, hemos de recurrir a la luz artificial. Esta depende de un suministro eléctrico, que puede ser el municipal o bien sistemas propios, como paneles solares y otros, si las reglamentaciones de la ciudad así lo permitieran.
La iluminación artificial debe dividirse, en su colocación en la obra, en tres categorías por ambiente: la general (suficiente para permitir una adecuada circulación por el espacio de manera segura), la específica o puntual (para tareas determinadas, como una luz auxiliar de lectura o en la zona de labores), y la de acentuación (con fines meramente decorativos, de menor intensidad).
También podemos distinguir cada una de estas categorías en dos formas de proyección, según la ubicación del artefacto lumínico: la luz artificial directa (que apunta directamente a los objetos y zonas) y la indirecta (es una luz difusa, como sucede en la luz general).
Es una luz artificial diseñada y ubicada específicamente para los fallos del suministro. Cuando no hay luz natural y la artificial se ve imposibilitada, estos sistemas entran en acción. Se colocan los artefactos estratégicamente en las habitaciones, cuarto de baños y zonas de ingreso de la vivienda, permitiendo así un uso adecuado de los ambientes prioritarios mientras que señala claramente las vías de escape de la residencia ante emergencias.
Finalmente, las luces de emergencia pueden ser centrales (un artefacto de iluminación general por ambiente) o individuales (también conocidas como “autónomas”, son elementos lumínicos pequeños ubicados en puntos estratégicos).