Las plantas de fundación son aquellas que se colocan en torno a la obra o residencia, procurando ocultar las bases constructivas y embellecer el paisaje urbano. Además, brindan soporte, dan privacidad a las zonas bajas, y permiten una mayor aislación a los elementos.
Si bien han cobrado importancia en los últimos tiempos, lo cierto es que la base de su creación proviene de la época victoriana. Por aquellos tiempos se las utilizaba para airear la base y aislar las aberturas de sótanos, presentes en toda obra.
En obras elevadas del terreno, sean de material o prefabricadas con base a la vista, las plantas de fundación se colocan a una breve distancia de los muros, permitiendo una leve circulación de aire pero impidiendo el paso y la visibilidad. También se debe procurar utilizar variedades tupidas, como setos de alturas variables, para que creen una barrera aislante térmica y acústica. Sus raíces dan más firmeza al suelo y en muchos casos previenen problemas futuros de humedad.
Las variedades deben ser perennes, pues permanecen en la obra a lo largo del año. Para asegurarte de no tener conflictos de deshoje, elige variedades arbustivas voluminosas y anuales, con o sin floración, a tu preferencia.
Las plantas se colocan ya finalizada la obra, para continuar con su estética y designios. Si la vivienda es de formas geométricas, por ejemplo, los setos deben permitir podas decorativas y seguir las formas de la base, mientras que si la residencia fuera de estilo montañés, las variedades deben acomodarse a diseños libres y de mayores tamaños.
Si bien se recomienda elegir variedades verdes con floración en la mayoría de los casos, ten cuidado con los colores. Demasiada mezcla haría una base ecléctica que colapsaría con la paleta cromática fija de la casa. Asegúrate de conocer los colores de las flores y frutos antes de colocar las plantas de fundación, y diseña el plano de plantación a partir de este detalle fundamental.