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Dos trucos para hacer reparaciones de emergencia
Trucos de reparación: dos soluciones para tener bajo la manga
Para emprender una tarea de refacción y reparación en el hogar, siempre es conveniente contar con todos los materiales y herramientas que solicita cada labor en particular. Pero a veces, sucede eso que nunca queremos: algo se ha roto, y la tienda está cerrada por el fin de semana.
Es allí cuando recurrimos a trucos caseros que nos solucionan los inconvenientes, al menos por el momento, para evitar mayores daños. Hoy aprenderemos uno que puede economizar la creación de superficies en obras particulares (como casitas de juego en el jardín), y que incluso puede ayudarnos a salir del paso ante una situación particular, como la rotura de una pata de apoyo.
Así como lo lees: la leche puede convertirse en una pieza de plástico para modelar a la medida de tus necesidades. Para prepararlo, comienza por calcular la cantidad de leche que tengas (alguna vencida también servirá) y caliéntala bien, hasta que casi llegue al punto de ebullición. Retira del fuego, y agrega una cucharada de vinagre blanco de alcohol por cada taza (250cc) de leche bien caliente, y revuelve enérgicamente, pues comenzará a separarse y a formar grumos de consistencia pastosa, que son la caseína o proteína.
Vierte con cuchara el producto grumoso en un filtro de huecos pequeños, para que escurra la mayor cantidad de líquido posible. No te demores en hacerlo, pues los grumos se solidifican al secarse. En este momento puedes comenzar a manipularlos, dándoles la forma que necesites, colocándolos sobre servilletas de papel absorbente o un trozo de tela. Cuando hayas logrado esta forma, deja airear al sol o en un sitio bien ventilado, y este plástico natural endurecerá como roca.
Todos tenemos en casa botellas plásticas de refrescos y otras bebidas que solemos botar a la basura sin mayor consideración. Pero podemos reutilizarlas en numerosos proyectos de construcción, desde llenarlas con agua y aceite usado para aislar muros, utilizarlas para nivelar y dar peso a diversas partes de la estructura, o también convertirlas en cerámicos decorativos y funcionales de excepcional poder aislante.
Para ello, necesitaremos cortar las botellas en trozos pequeños, que quepan dentro de un molde de hierro fundido resistente a altas temperaturas. Colocaremos un poco de polvo de talco en el molde, para evitar que el plástico se pegue en sus pequeñas imperfecciones, y luego rellenaremos hasta 3/4 de su capacidad con el material. Llevamos al horno de fundido (uno de vitrofusión y artesanías puede servir, incluso puedes probar con el horno de casa a máxima temperatura) durante algunos minutos, para que el plástico se derrita y una entre sí en una sola capa.
Luego retiramos del horno y desmoldamos sobre una superficie engrasada, dejando secar en la forma que tiene, o golpeando con un elemento contundente para darle la forma deseada.
