Tanto la ventana en su marco como los cristales deben ser analizados y seleccionados de acuerdo a su performance energética. Esto se define a partir de sus mecánicas de conducción y transmisión.
Se evalúa el traspaso promedio de calor (desde dentro hacia fuera y a la inversa), la radiación de calor y la capacidad de paso de aire o filtraciones. También se evalúa la capacidad de conducción de radiación solar y el nivel de luminosidad respecto de la calidad y color del cristal, y de la composición de la hoja.
En zonas de climas fríos, se debe seleccionar los elementos con menor traspaso de calor hacia fuera, y mayor capacidad de absorción de calor solar en los cristales y marcos. Las ventanas con doble marco permiten una aislación muy superior a las de marco simple, y evitan la instalación de sistemas extra para el mantenimiento del interior del hogar. Por otro lado, en casas ubicadas en grandes y ruidosas urbes se debe priorizar la aislación acústica de las ventanas. Un buen cierre, un marco sólido y cristales absorbentes de vibraciones serán la clara elección.
Cada clima y situación define los requisitos para cada pieza de la obra. Así, debes determinar cuáles son las mayores tensiones de la zona de construcción (ruido, frío, calor, vientos, humedad, lluvias) para saber qué cualidades deben ser indispensables en las ventanas que instalarás.
Tan importante como la selección de las piezas, es determinar la ubicación de las mismas. En zonas oscuras, prioriza las ventanas y aberturas amplias, mientras que en zonas muy luminosas puedes seleccionar las de marcos completos, con postigos o persianas.
En climas fríos, las aberturas deberían priorizar las orientaciones al norte, mientras que en climas calurosos debes dar prioridad a las aberturas más grandes orientadas hacia el sur (en el hemisferio norte será al revés).
En zonas ventosas o con tormentas secas o húmedas, deberás complementar las ventanas con persianas o postigos, y también con muros inclinados respecto del perímetro, para mayor seguridad.