Las casas de fin de semana ubicadas en las zonas de mar tienen sus recaudos especiales a la hora de mantener y hasta de construir, dando un tratamiento preventivo a cada material utilizado.
El viento con humedad salada, la bruma de mar, el sol reflejado en el agua y en la arena son agresiones mucho mayores que las que sufren nuestras casas de ciudad. Aprendamos algunos buenos consejos para que nuestra residencia o sitio de escapada esté siempre en el mejor de los estados.
Combatir la humedad no sería suficiente, es mejor prevenirla. Para eso, cada madera y elemento a utilizar debe estar tratado con aditivos especiales que previenen el daño de humedad. Las cañerías, de PVC o termofusión, estarán mejor sin empotrar, pero contenidas dentro de canales de madera o plásticos a modo de túneles, por el exterior de la residencia para evitar la condensación, y para rápidas y simples soluciones.
La humedad de ambiente es un problema mayor, pues el aire de mar está constantemente cargado de minúsculas partículas de agua salada. Lo mejor es mantener una adecuada ventilación en casa, abriendo puertas y ventanas por la mañana y por la tarde. Si es una vivienda de fin de semana o de vacaciones, procura rejillas de humedad y extractores, deshumidificadores de aire, o bien encargar al portero la ventilación de los espacios una vez por semana, como mínimo.
Deja en cada ambiente pequeños contenedores abiertos con vinagre blanco de alcohol, carbón vegetal o bicarbonato de sodio, para que absorban la humedad y eviten el mal olor a encierro.
Cada clavo, tornillo y metal expuesto puede ser un foco de oxidación, y cada rendija puede provocar goteras y sufrir desgaste por el salitre. Lo más recomendable, además del tratamiento preventivo de materiales y maderas, es colocar pisos y revestimientos cerámicos, resistentes a la humedad y fáciles de mantener.
Si vas a colocar papel de pared, asegúrate de que sea lavable y resistente al agua. El yeso y el papel común sufren mucho en estos climas. Deberás repasar la pintura (adecuada para climas húmedos) una vez por año.
Es habitual ingresar a casa con la ropa y el calzado cargados de arena… pero esto también es perjudicial. Si vuelves de tomar un baño en el mar y te tumbas en el sofá, dejarás depósitos de sal y de arena, al igual que en los pisos y en toda superficie. Este abrasivo natural corroe las superficies. Lo mejor es colocar alfombrillas de tejidos naturales ásperos en cada acceso, y procurar limpiarse y sacudirse antes del ingreso.
Un pequeño vanitory a la entrada facilitará enjuagar las prendas y el calzado antes de afectar las superficies. Deja siempre listas pantuflas u otro calzado, y cámbiatelo ni bien ingreses.
Las ventanas orientadas directamente hacia el mar son sensacionales, pero ábrelas sólo para ventilar, por la mañana. Luego, déjalas cerradas, pues estos son los principales puntos de ingreso de agresores ambientales a las casas de playa.