Renovar la fachada de una obra o de tu hogar puede ser algo bastante sencillo: un cambio en el paisajismo o las plantas, una capa de pintura aquí y allá, incluso nuevas puertas y persianas o postigos.
Pero no te quedes sólo con eso, que usando papel pintado podrás terminar tu obra en tiempo récord sin necesidad de enormes inversiones.
Si se trata de una obra en ejecución necesitas tener una base ya asentada en revoque fino o revestimiento de base: yeso, placas de yeso compacto, placas de madera o lo que hayas elegido. Si es una obra ya existente, comienza por liberar el espacio de trabajo, cubrir lo que no deseas renovar, y limpiar muros, columnas, vigas, marcos y demás.
Luego, simplemente ve a la tienda de decoración más próxima y elige el nuevo estilo de tu hogar, con papel pintado de texturas hasta colores planos, diseños de avanzada, paisajes, o lo que prefieras. Y finalmente aplica sobre tu pared. ¡Listo! Renovación instantánea y sumamente efectiva.
Gracias a los enormes avances en la industria de su fabricación, el papel pintado está a tu alcance (en cualquier mercado y a precios sumamente atractivos) en los estilos más diversos, símil plastificados, que resisten al calor extremo, al frío intenso, al roce, a la acción de los vientos, e incluso a la humedad de ambiente, lluvias y hasta nieve.
El papel pintado es un material no sólo de gran resistencia, sino de fácil mantenimiento y colocación. Entre sus tantas posibilidades estéticas se sumarán también las funcionales: puedes elegirlos en imitación de texturas, imitación visual de elementos, incluso reforzados, aislantes, ignífugos y algunos detalles más.
Para colocar papel pintado, bastará con limpiar y dejar pareja la superficie, y aplicar una capa de adhesivo. Una vez en punto mordiente se instalará prolijamente la fibra técnica, es decir, el papel en sí, y sobre él (adherido o pintado por encima) una capa de barniz protectora especialmente diseñada, en uno o dos componentes.