La pintura es mucho más que una mera capa de color que se aplica por sobre los muros, pisos, techos y otros. Se trata, en verdad, de un compuesto elaborado a partir de 4 elementos básicos: pigmentos, resinas, solventes y aditivos.
Las pinturas más económicas son de menor calidad. ¿Qué significa esto? Que el producto tendrá mayor cantidad de solvente, y menos pigmentos y resinas. Cuando más económica sea la pintura, mayor será la probabilidad de que contenga hasta un 70% de solvente (agua o alcohol mineral), y una menor calidad de los pigmentos (mayor tamaño de grano también).
Esto significa que no sólo la superficie tendrá un acabado menos agraciado, sino que será necesario aplicar una segunda y hasta una tercera capa de pintura.
Las pinturas a base de agua y de alcohol mineral (diluyente), conocida como pintura látex o acrílica, son de más rápido secado y adherencia, adecuadas para la mayoría de las superficies de la obra (aunque no sobre esmaltes, plásticos u otros sintéticos), y suele ser más económicas y flexibles, con un desempeño excelente.
Se limpia con agua, siendo así más práctica, y tiene en general menos contenido de VOC (compuestos orgánicos volátiles), por lo cual es más ecológicamente responsable.
Las pinturas alquídicas no son adecuadas para la mayoría de los proyectos residenciales, y deben manipularse con extrema precaución. Por su parte, las pinturas a base oleosa o esmaltes sintéticos (óleos y otros también) son algo más costosas que los látex, pero tienen un acabado mucho más sedoso y parejo. Como contras, poseen un tiempo de secado más lento, requieren de solventes (thinner, aguarrás) para la limpieza, y poseen en general mayor contenido de VOC, además de que poseen un aroma tóxico durante su tiempo de aplicación y secado.