Los pisos resistentes son ideales para casi cualquier ambiente. Oficinas, consultorios o la vivienda son las estructuras que mejor se benefician de estas placas, rollos y baldosas en todas sus presentaciones.
Estos revestimientos para pisos reciben tal nombre por su fortaleza, capacidad de adaptarse a diversas superficies, y a su enorme tolerancia al tránsito. También son de los más elegidos porque su colocación es más simple, son fáciles de limpiar y mantener, y también pueden corregirse las imperfecciones con reemplazos en minutos, sin necesidad de picar cemento ni de hacer grandes instalaciones.
Los pisos resistentes pueden distinguirse según su presentación:
- Lámina: Se recortan a la media y respetando las formas de la superficie, y luego se posan en posición
- Baldosas: Cuadrados de diversos tamaños que también pueden cortarse para seguir la formas de la superficie
- Tablones: Estructuras algo mayores, más resistentes, que se cortan con un poco más de dificultad de las anteriores
Por otro lado, también pueden clasificarse según su método de instalación:
Autoadhesivos: En la cara inferior poseen un pegamento resistente cubierto por una lámina, que se retira al momento de instalar y luego del corte
Tarima flotante: Son tablas y baldosas que se encastran entre sí sobre una tarima de madera u otro material, colocada sobre el contrapiso
Autoposantes: Las placas o baldosas se encastran unas con otras en los bordes, y se posan directamente sobre el contrapiso o cemento
Cementadas: Se fijan con cemento al contrapiso, siendo la menos prácticas de la serie pero las de mayor fijación
Según los tres materiales que hemos mencionado como los favoritos, podrás hallarlos en distintas presentaciones que definirás de acuerdo a la estética por lograr. En el mercado encontrarás muchos colores y diseños que varían de acuerdo a si son baldosas cuadradas, rectangulares, láminas o tablones.
Mayormente, por cuestiones de practicidad, suele optar como tendencia de mercado los tablones y baldosas de vinilo autoadhesivas, los tablones de corcho y linóleo para encajar entre sí, y las baldosas y láminas de linóleo para su fijación con cemento o estuco.
En reglas generales, se elige los de linóleo y vinilo para las zonas más húmedas y de mayor exigencia en la limpieza, como el baño, la cocina y el lavadero. Pero estos pisos resistentes pueden instalarse virtualmente en cualquier sitio para aportar sus propiedades atérmicas, antideslizantes y muchas más, y su estética incomparable.
También facilitan remodelaciones, pues pueden aplicarse sobre cualquier piso (¡en sus versiones autoadhesivas puedes hacerlo en minutos!), aunque en reglas generales no se recomienda su aplicación en sótanos, altillos muy húmedos o en zonas de tránsito con roce, como en los sitios frecuentados por mascotas con uñas largas o destrozonas, o con tacones delgados, entre otros.