Si vives en una zona de nieve, muchas lluvias, frío o también de calor extremo, conocerás bien la importancia de aislar la estructura para economizar en los servicios de calefacción o refrigeración del hogar. Hoy te proponemos una idea muy simple: aislar el techo de un modo “verde”, en respeto con el medio ambiente, y gastando mucho menos de lo que costaría una aislación convencional. Toma nota del procedimiento y convierte tu hogar en pocas horas de trabajo.
Para hacer este trabajo, lo más conveniente es contar con un techo plano, aunque puedes adaptarlo a otros, siempre que carezcan de tejas o similares. El primer paso es proteger y aislar con membrana, aplicada con calor (o alquitrán caliente), bien fija a toda la estructura. Asegúrate de elevarla en los bordes de los elementos presentes (como el tanque de agua), y de bajarla unos 5 centímetros en el perímetro externo del techo. Deja que se fije a la perfección.
Luego, coloca un marco de contención, creado con madera tratada para exteriores, o con el material del cual dispongas: ladrillos, listones plásticos o metálicos, lo que tengas. Fija el marco al perímetro de la zona a aislar, creando pequeñas perforaciones paralelas al techo en la base de este cajón, aproximadamente una cada metro a metro y medio de distancia: estos serán el drenaje del aislamiento verde.
Lo siguiente es colocar plástico negro, resistente, sobre todo el techo y envolviendo también el cajón. Este es el plástico que se usa normalmente para crear estanques artificiales, y podrás adquirirlo por muy buenos precios. Decimos “negro”, pero puedes usar el del color que prefieras y que encuentres en el mercado. Fíjalo bien para que tome la forma prolija del techo y del marco, y luego perfora donde hiciste los hoyos. Coloca un pequeño trozo de manguera (cristal o del color más adecuado), y fíjala sellando alrededor del plástico, por dentro, con silicona caliente o parques adhesivos epoxi. Esto ayudará a que el agua drene hacia fuera de la estructura, sin ocasionar problemas de humedad ni manchas en las paredes, pues la manguera recogerá el agua desde dentro del cajón y hacia unos 3 centímetros por fuera del límite de los muros.
Coloca una capa de gravilla liviana (no piedras comunes, pues serían muy pesadas) sobre toda la superficie, unos 2 a 3 centímetros. Camina por encima, para aplanarla. Luego vierte tierra preparada para cultivos sobre el interior del cajón, nuevamente caminando por encima para acomodarla y compactarla.
Coloca champas de césped o las semillas de hierba que sea más propicio para el clima y condiciones de tu ciudad. Ten en cuenta que no necesite riego auxiliar, sino que aproveche el del clima; que drene bien, y que no crezca demasiado: no querrás tener que subirte a tu techo verde a sesgarlo muy seguido. Lo mejor son las variedades de hojas, como tréboles o hierbas pequeñas, ni el césped tradicional que crece hacia arriba, ni tampoco rastreras como la chépica que se extenderán hacia los lados de tu casa, a menos que eso sea lo que quieras.
Sólo deberás tener un poco de paciencia para que tu techo verde crezca y pueda aislar completamente del frío y del calor extremos, e incluso también del ruido de lluvias y otros. ¡Una idea responsable con el entorno, y que te hará ahorrar mucho dinero!