Si buscas la manera de remodelar con bajo presupuesto, y darle a cualquier ambiente un aspecto sensacional y tradicional, aprovecha el alma misma de tu hogar para crear un atractivo muy especial. Aprende cómo quitar el yeso del muro, y dejar a la vista el ladrillo de construcción, que luego renovaremos con una simple técnica y algo de paciencia.
Esto es algo laborioso, pero muy necesario para proteger el resto de la estancia. Quita muebles y elementos móviles, cierra las aberturas al interior de la residencia y abre una ventana al exterior, para mantener la zona de trabajo ventilada. Si tienes pisos susceptibles a los golpes, cúbrelos con una manta y una tela plástica por encima (o directamente con una tela acolchada), para trabajar con comodidad, a la vez que con cuidado.
Ya lista la habitación, antes de comenzar a trabajar, asegúrate de contar con los materiales y elementos necesarios para la tarea: gafas protectoras, barbijo y guantes de trabajo como indispensables para tu protección, y también:
Ya preparada la habitación para evitar la suciedad y los daños al resto de la estructura, y ataviado con tus elementos de seguridad, comienza por hacer algunos pequeños hoyos con el taladro o con el cincel y el mazo, trabajando con cuidado, de modo de conocer la profundidad del revestimiento de yeso y no dañar el ladrillo.
Marca los cortes del muro donde ya no quieras quitar yeso, con el cincel y el mazo en líneas rectas. De este modo, no quitarás más revestimiento del que quieres, lo que resulta muy apropiado para exponer ladrillos en zonas puntuales y no en un muro completo.
Ya que lo sepas, trabaja a partir de estas perforaciones colocando el cincel inclinado, con el plano paralelo al ladrillo para no marcarlo o romperlo. Tendrás que tener algo de paciencia en este paso, pues debes ir quitando la cobertura del revestimiento hasta dejar al descubierto el ladrillo. Ya que hayas quitado tanto del revestimiento como puedas, termina el trabajo repasando toda la superficie con el cepillo de cerdas de alambre sobre el mortero, cuidando de no marcar los ladrillos (tanto como puedas). Finaliza este paso limpiando con el cepillo de cerdas sintéticas y agua caliente, cepillando para limpiar la zona e hidratarla.
Prepara el relleno del mortero en la cantidad adecuada y rellena el mortero donde sea necesario. Ya que este ladrillo no fue planeado para ser visto, es probable que encuentres huecos de aire. Rellena e hidrata, de acuerdo a las instrucciones del fabricante del producto. También utiliza el mortero o un sellador de silicona (o el producto más adecuado, de acuerdo al revestimiento de la habitación) para dar prolijidad a los cortes que marcaste antes con el cincel. Deja secar el tiempo que sea necesario antes de proseguir.
Usando la brocha, pincela todo el ladrillo con el sellador para interiores, que permitirá un acabado más estético y optimizará el uso de la pintura o cobertura elegida para los ladrillos expuestos. Ya seco el sellador, aplica barniz para ladrillos o el producto que hayas elegido, en dos capas y dejando secar a la perfección entre ambas.
El último paso para quitar el yeso y exponer el ladrillo es adherir las molduras de madera decorativas y pintarlas para que se integren a las demás presentes en la habitación. Si no hay molduras, asegúrate de que los cortes tengan buena terminación. Ya tienes un detalle o todo un muro de ladrillo “visto” o “a la vista”, que dará encanto a cualquier ambiente.