La madera, como todo material constructivo natural, tiene poros que absorben y pueden retener la humedad. Además, aporta cierta calidad, y sumando estas condiciones, puede ser el albergue para esporas y otros microorganismos que encuentran allí refugio húmedo y seguridad para su colonia. El desarrollo del moho puede evitarse con un correcto tratamiento que sepa sellar los poros de la madera, pero el paso del tiempo y la constante exposición a los elementos puede afectar esta barrera protectora.
Así, con suficiente tiempo y humedad, suele aparecer moho en las superficies de madera. Lo notaremos como manchas negruzcas o verdosas, o verdaderas brotaciones voluminosas, suaves y muy resistentes. En cuanto notes este problema debes buscar una pronta solución, pues la permanencia del moho afectará aún más la estructura de la madera, debilitándola y pudiendo incluso carcomerla o romperla definitivamente.
Para recuperar la madera que ha sido afectada por el moho necesitarás un elemento de limpieza y desinfección, algunas herramientas, y también equipo de protección. Recuerda que aspirar las esporas es muy nocivo para tu salud: asegúrate de trabajar con ropa gruesa que cubra toda tu piel, gafas y guantes de seguridad, y fundamentalmente, una mascarilla que proteja tus vías respiratorias a todo momento.
En cuanto a los productos, elegiremos los más naturales, o mejor dicho: los menos agresivos para la madera, el entorno y las personas. Prepara una botella con pulverizador con vinagre blanco destilado, lejía (blanqueado, cloro o lavandina), y detergente para lavar la vajilla. También, ten a mano una cubeta, agua caliente, papeles de lija de grosor medio y fino, paños, un cepillo de cerdas intermedias, y una aspiradora con un filtro adecuado: la del taller puede servir, o también las del coche o las hogareñas que trabajan con filtro de aire y sin bolsa contenedora. Luego de usarla, deberás lavar muy ben, desinfectar y secar a la perfección los filtros, para evitar la nueva proliferación.
Comienza por aspirar la zona afectada, para liberar tanto moho como puedas de la superficie de la madera, repasando la zona con la mano o con un cepillo suave que luego descartarás junto con el contenido del depósito de la aspiradora: fuera de la casa, dentro de una bolsa plástica muy bien cerrada. En la cubeta, mezcla agua algo caliente y detergente para lavar la vajilla y, usando el cepillo de cerdas medias (uno para las uñas funcionará genial), frota suavemente la zona en una sola dirección, repasando después con un paño embebido sólo en agua para quitar la espuma.
A continuación, debes evitar que la colonia de moho vuelva a formarse. Para eliminar cualquier espora y residuo de ella, humedece la zona usando la botella pulverizadora con vinagre blanco y frota vigorosamente la madera, en dirección vertical y horizontal, asegurándote de que el líquido penetre bien. Dependiendo de la gravedad de la infección, podrás repetir por último con lejía o lavandina, con mucho cuidado de tu ropa. Deja actuar por una a dos horas, y repasa la zona con un paño apenas húmedo.
Deja ventilar muy bien el área, abriendo ventanas si fuera en interiores, o colocando un simple ventilador y dejando que la luz solar haga el resto del trabajo. Puedes aplicar a continuación un producto protector para la madera, o también pinturas con propiedades anti moho que hallarás en el mercado en una buena variedad de tonos y acabados.
Ten en cuenta que podrás aplicar esta técnica para eliminar el moho de superficies más bien contenidas y pequeñas. Si notas que el problema se expande a todo el muro o el techo, o que está presente en muchas y grandes superficies, consulta prontamente con un experto en refacciones, pues puede que debas reemplazar la estructura por completo para así solucionar el inconveniente definitivamente.