La mampostería de concreto es muy resistente, eso es cierto, pero también es un material altamente poroso, lo que significa que es capaz de absorber y retener humedad. En los cimientos y muros es imperativo realizar una adecuada impermeabilización que repela la humedad propia del terreno, y también la del ambiente. En el interior, debes prestar especial atención a las habitaciones y estructuras con ductos de fluidos, como las cañerías de la calefacción, del calentador de agua, griferías y más.
La retención de humedad en la mampostería puede provocar el desarrollo de hongos y mohos, completamente inadecuados para la salud. También produce mal olor, capaz de asentarse y trasladarse casi a cualquier espacio de la vivienda. Por último, la presencia y proliferación de las colonias de hongos pueden ir carcomiendo la estructura (y pierde cuidado: lo han), desgastándola y debilitando piezas que pueden ser imprescindibles para la seguridad de la obra.
Lo primero es elegir correctamente el producto impermeabilizante, para mampostería de concreto, interior o exterior. En el mercado hallarás muchas opciones que conjugan revestimiento o acabado con funcionalidad, es decir, productos impermeabilizantes con acabados mate, semi mate y brillante, y en infinidad de colores, incluso personalizados a medida.
Los productos más completos podrán aplicarse en interior y exterior indistintamente (a veces se los denomina productos “sin olor”, en referencia a la aplicación en interiores), y para superficies verticales u horizontales. Algunos muy elegidos se componen de resinas acrílicas siliconadas, que brindan el acabado más estético en una o dos aplicaciones.
Verifica las posibilidades de aplicación en el envase de producto, indicándose específicamente su capacidad de aplicación en mampostería, concreto, estuco, ladrillo, hormigón u otros. También verifica las recomendaciones del fabricante respecto de los consejos de aplicación y de la cobertura por litro o galón de producto, en base a tus necesidades. Una buena recomendación es impermeabilizar incluso lo que piensas que no lo necesita, por ambas caras donde sea posible: esta aislación es algo en lo que no querrás escatimar.
Ante todo, ten en cuenta la superficie de aplicación del producto. El concreto y/o la mampostería nueva debe dejarse curar por 30 a 40 días, y verificar si hay desprendimientos, descamaciones o grietas antes de aplicar el impermeabilizante. Los expertos recomiendan adherir un trozo de cinta de celofán (o cinta de enmascarar) aplicando presión: si la cinta se desprende fácilmente o descamando, debes seguir curando o realizar la reparación necesaria, pero si no se desprende fácilmente, ya puedes aplicar el producto. En casos de mampostería vieja, asegúrate de rellenar grietas con cemento hidráulico u otros, y cura o seca adecuadamente antes de proseguir.
Abre las ventanas y procura una adecuada ventilación. Viste ropa cómoda y segura, y usa guantes, gafas y barbijo de protección. Luego limpia y libera la zona de trabajo, y prepara tus materiales. Humedece levemente los muros o zonas a impermeabilizar, si el producto así lo solicita en su envase. Revuelve muy bien, y comienza a aplicar con brocha ancha haciendo presión: así te aseguras de insertarlo en los poros y detalles de las superficies, contrariamente a lo que podría suceder con rodillos, en especial si no son de lana. Aplica a conciencia una cantidad adecuada del producto, asegurándote de rellenar los poros pero sin dejar que el impermeabilizante gotee.
Para una mejor impermeabilización, aplica la primera capa en sentido horizontal, deja secar entre 1 y 4 horas según la recomendación del fabricante, y aplica una segunda capa en sentido vertical. Considera la temperatura y humedad del ambiente al realizar esta tarea, eligiendo un día cálido, sin viento pero de preferencia con brisa, y presta atención a tu seguridad al trabajar con productos químicos agresivos con la piel y las mucosas. Puedes aplicar hasta 3 o 4 capas, si quieres, alternando el sentido de la aplicación y dejando secar a la perfección entre una y otra capa. Humedecer la base sólo será necesario antes de la primera mano, y sólo si el productor así lo recomienda.
Puedes colorear el impermeabilizante por completo, antes de la última capa, o dejar curar y secar por completo antes de aplicar pinturas u otros revestimientos, a tu gusto. Asegúrate de impermeabilizar la mampostería incluso donde piensas que no lo necesitas, para que tu proyecto tenga la mejor y más larga durabilidad.