La pavimentación de exteriores con grava y piedras sueltas de tamaños reducidos es una de las ideas más versátiles, económicas y casi inmediatas parae lograr senderos y divisiones en los espacios abiertos de la obra. En general, se realiza en la etapa final, y con sólo algunas precauciones al momento de su vertido.
Además de ser una de las metodologías de pavimentación más fácil de lograr, las gravas y piedras sueltas tienen muchas opciones y ventajas que seguro querrás aprovechar en tu proyecto. Por un lado, su costo es bastante económico, y hay virtualmente cientos de alternativas que podrás integrar, incluyendo colores, tamaños y hasta el grosor del sendero.
La pavimentación con grava permite un muy adecuado drenaje de agua de riego, de lluvia y hasta de nieve derretida. Ya que se crean pequeños espacios de aire entre las piedras, el agua escurre sin dificultad al suelo, y se acelera el tiempo de ventilación y derretimiento de nieves y hielos, lo que facilita el recorrido por la zona en el invierno.
Como se trata de elementos resistentes, puedes aprovechar esta técnica en garajes abiertos e ingresos vehiculares, evitando manchas por pérdida de fluidos (si las hay, sólo mueves las piedras para enviar abajo las que se hayan ensuciado) y, por si fuera poco, también el tránsito sobre ellas hace un sensacional sonido que te encantará integrar a tu proyecto.
Uno de los más elegidos por su practicidad y bajo costo es el granito descompuesto. Se trata de piedras naturales que se han fracturado por el paso del tiempo, que se acomoda a la perfección en cualquier espacio gracias a su reducido tamaño. Es muy similar a otra de las opciones más buscadas: el de la gravilla común, más redondeada y suave que la anterior, pero con características muy similares en cuanto al costo, la instalación, ventajas y desventajas.
Gran parte de su economía está en la posibilidad de adquirirlas en bolsas compactas (ideales para cubrir el suelo de canteros y pequeñas áreas de hasta 1 metro cúbico), o en camionadas y angarilladas por metro cúbico a granel, para cubrir senderos, patios, ingresos vehiculares u otras zonas más grandes.
Por su tamaño reducido, una desventaja es que puede trasladarse al interior del hogar, o encajarse en el dibujo de los neumáticos de los coches o de las suelas de cazado. No se recomienda para zonas próximas a la piscina, pues podría caer en ella y alterar el funcionamiento del sistema de filtrado y limpieza. Su instalación simplemente requiere de su vertido en una franja o zona excavada a la profundidad deseada, y su acomodo mediante rastrillaje y riego para que compacte naturalmente.
Si prefieres una pavimentación de grava y piedras algo más grande en tamaño, una de las opciones más buscadas es la de la grava de granito partido. También formada a partir de granito pero en tamaños mayores, esta piedra puede ser más estética y permitir una más fácil transitabilidad, tanto de a pie y de vehículos como también en el arrastre de elementos con ruedas (coches, angarillas, carretas, máquinas de cortar el césped u otras). Una desventaja, si se quiere, es su costo más elevado: conforme gana popularidad en el mercado, su valor va ascendiendo y es posible que debas investigar un poco antes de conseguir la mejor oferta por ellas.
Para división de espacios y senderos de bajo o nada de tránsito, una opción económica y práctica de pavimentación es la de la piedra de río o piedra bola. Es muy estética en apariencia, describiéndose como piedras redondeadas por erosión natural, de tamaños medianos a grandes, que facilita el drenaje del agua al tiempo que demarca bien lo espacios. Por su peso, inhibe la aparición de hierbas y céspedes en el suelo debajo de ellas, y su manejo (en caso de aparecer) es muy sencillo.
Para crear senderos, vías o espacios pavimentados con piedras y gravas, lo primero es deprimir el terreno en tierra y nivelarla con riego, de modo de compactar la tierra suelta. La excavación que realices será la de la altura que quieras dar a las piedras. Las de mayor tamaño se acomodarán a mano, mientras que las pequeñas se irán instalando en capas delgadas que se rastrillan y riegan para compactar, previo al vertido de la siguiente capa hasta conformar la altura deseada.
También puedes instalarlas sobre concreto y material, si no tuvieras alternativa. En este caso, ya que no es posible deprimir el terreno, debes crear un cajón de contención (con material, maderas, barras de hierro o lo que mejor vaya con la ambientación) y se acomodarán las piedras por encima. Si deseas reducir el ruido, puedes verter una delgada capa de arena y por encima las piedras, instalando manguerillas de drenaje donde fuera necesario para evitar la humedad atrapada por debajo de tu pavimentación con gravas y piedras.