Detectar humedad en las superficies existentes es relativamente sencillo. Basta con observar el estado de los muros y superficies, intentando detectar manchas, moho, desconches o abultamientos por detrás del revestimiento. Las manchas y mohos son observables a simple vista. Primero debes probar con limpiarlas con una solución de agua y lejía (cloro, lavandina) en partes iguales, dejando ventilar por una semana. Si la humedad o las marcas reaparecen, entonces el problema es persistente.
Luego de dar la solución a la fuente del problema debes ventilar el ambiente por 7 a 10 días constantemente, y mantenerlo con una temperatura más bien alta. Esto permitirá despedirnos de la humedad almacenada y dejar la superficie seca y lista para su decoración.
Para crear la apropiada ventilación puedes usar ventiladores de piso y de techo, y dejar una ventana abierta cuando el clima fuera propicio. Luego, aprovecha la tecnología a disposición: un deshumidifcador de ambientes puede ser la solución ideal para el problema, y su costo se verá ampliamente amortizado en los ahorros futuros que tendrás por reparaciones, además de dejar el aire limpio y el ambiente más habitable.
En zonas que se hayan vuelto a cimentar puedes pintar con una base selladora y luego la pintura o el papel de pared, o bien colocar tabiques de madera o machimbre a media altura, para ocultar la zona de la refacción y dejar un aspecto más llamativo al muro.